Si usted es adherente a la Sexta, si usted es de un medio libre,
autónomo, alternativo, independiente o como se diga, si usted está
interesado en el pensamiento crítico, entonces tome como suya esta
invitación al Seminario “El Pensamiento Crítico frente a la Hidra
Capitalista”. Si, además de aceptar la invitación, quiere asistir,
por favor siga este link:
analisis-el-pensamiento-
critico-frente-a-la-hidra-
capitalista/
Si usted ha sido invitada, invitado, invitadoa como ponente, una
misiva parecida a ésta le llegará por el mismo medio en que se le
contactó. La diferencia estriba en que la carta invitación a
ponentes tiene una “cláusula secreta”.
Bien, la invitación es, como quien dice, la envoltura.
Dentro, más abajo y a la izquierda, está…
El Reto.
Oh, lo sé. Los clásicos inicios de las reflexiones zapatistas:
desconcertantes, anacrónicos, desubicados, absurdos. Como no
queriendo, como así nomás, como “ahí les dejamos”, como “ahí lo
vean”, como “va en su cuenta”. Como si aventaran una pieza de un
rompecabezas y esperaran a que se entendiera que no están
describiendo una parte de la realidad, sino que están imaginando la
imagen completa. Como que miran el rompecabezas ya completado, con
sus figuras y colores cabales, pero con los bordes de las piezas
visibles, como señalando que el conjunto lo es gracias a las partes,
y, claro, que cada parte adquiere su sentido en su relación con las
otras.
Como si la reflexión zapatista emplazara a ver que falta lo que
falta, y no sólo lo que hay, lo que se percibe como inmediato.
Algo como lo que hizo Walter Benjamin con el “Angelus Novus” de Paul
Klee. Al reflexionar sobre la pintura, Benjamin la “completa”: ve al
ángel, pero también ve lo que el ángel ve, ve hacia dónde es
arrojado por lo que ve, ve la fuerza que lo agrede, ve la huella
brutal. Ve el rompecabezas completado:
“Hay un cuadro de Klee que se llama Angelus Novus. En él se muestra
a un ángel que parece a punto de alejarse de algo que le tiene
paralizado. Sus ojos miran fijamente, tiene la boca abierta y las
alas extendidas; así es como uno se imagina al Ángel de la Historia.
Su rostro está vuelto hacia el pasado. Donde nosotros percibimos una
cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única que amontona
ruina sobre ruina y la arroja a sus pies. Bien quisiera él
detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado, pero
desde el Paraíso sopla un huracán que se enreda en sus alas, y que
es tan fuerte que el ángel ya no puede cerrarlas. Este huracán le
empuja irresistiblemente hacia el futuro, al cual da la espalda,
mientras los escombros se elevan ante él hasta el cielo. Ese huracán
es lo que nosotros llamamos progreso.” (X, “Tesis sobre filosofía de
la historia”)
Entonces es como si nuestras reflexiones fueran un reto, un enigma
del Acertijo, un desafío de Mr. Bane, un comodín en las manos del
Guasón mientras inquiere “¿Por qué tan serios?”.
Como si el gato-perro, súper héroe y súper villano, Sherlock y
Moriarty, irrumpiera acosando con preguntas: ¿qué miramos?, ¿por
qué?, ¿hacia dónde?, ¿desde dónde?, ¿para qué?
Es como si lo pensáramos al mundo, cuestionando su torpe girar,
debatiendo su rumbo, desafiando su historia, disputando la
racionalidad de sus evidencias.
Es como si, por un momento apenas, fuéramos…
-*-
El Centinela.
Usted puede ver que, por lo regular, en una instalación militar hay
puestos en su periferia. Se les llama “Puestos de Observación”,
“Puestos de Guardia” o “Puestos del Vigía”. El trabajo de esos
puestos es vigilar los alrededores y los accesos al establecimiento,
de modo de saber qué o quién se aproxima o se mueve o permanece en
los alrededores del lugar. Bien, ese puesto de vigilancia (en los
campamentos zapatistas le decimos “la posta”, ignoro la razón; por
ejemplo, decimos “te toca la posta a las 0000 hrs”, “el relevo de la
posta es a las 1200?, etc.), avisa o advierte al resto de la
instalación, y contiene o detiene a quien trata de ingresar sin
autorización. Quien ocupa el puesto de observación es el guardia, el
vigía, el centinela. Además de observar y estar atento a lo que
ocurre, el centinela es quien da la voz de alarma en caso de ataque
y frente a cualquier eventualidad.
Según nosotras, nosotros, zapatistas, la reflexión teórica, el
pensamiento crítico tiene ese trabajo de centinela. A quien trabaja
con el pensamiento analítico, le toca el turno de guardia en el
puesto del vigía. Podría extenderme sobre la ubicación de ese puesto
en el todo, pero por ahora sólo baste plantear que es una parte
también, nada más, pero nada menos. Digo esto por aquellos, aquellas
y aquelloas (no olvidar la equidad de género y el reconocimiento de
la diversidad) que pretenden:
.- O estar por encima y afuera del todo, como algo aparte, y se
esconden detrás de la “imparcialidad”, la “objetividad”, la
“neutralidad”. Y dicen que analizan y reflexionan desde la asepsia
de un imposible laboratorio materializado en la ciencia, la cátedra,
la investigación, el libro, el blog, el credo, el dogma, la
consigna.
.- O trastocan su papel de vigías y se adjudican el de nuevos
sacerdotes doctrinarios. Siendo apenas centinelas, se comportan como
si fueran el cerebro dirigente que muta en tribunal penal a
conveniencia. Y desde ahí ordenan lo que debe hacerse, juzgan y
absuelven o condenan. Aunque hay que reconocerles que el hecho de
que nadie les haga caso, marcadamente la realidad siempre rebelde,
no los inhiba de su delirio (etílico, no pocas veces).
El centinela tiene que ver con el puesto del vigía en cuestión. Pero
ya volveremos sobre esto en alguna de nuestras intervenciones en el
seminario.
Por ahora, baste decir que, abrumado, sobrepasado por la tarea de
observación crítica en un mundo tramposamente instantáneo, en su
turno en el puesto de guardia, el vigilante puede caer en…
-*-
El Síndrome del Vigía.
Bien, pues resulta que el centinela “agota” su capacidad de
vigilancia después de un período.
Este “agotamiento” (al que nosotras, nosotros, zapatistas, llamamos
“el síndrome del vigía”) consiste, grosso modo, en que la persona
que está en el puesto de vigilancia desarrolla, después de un tiempo
de estar de guardia, una especie de “percepción en bucle” o
“constancia de la percepción”. Es decir, reproduce en su percepción
consciente una y otra vez la misma imagen, como si nada se alterara,
o como si los cambios fueran parte de la misma normalidad de la
imagen. Tiene que ver, supongo, con algo de percepción visual, pero
también con el deseo de que nada altere la rutina. Así, por ejemplo,
el vigilante no desea que un peligro aparezca, y ese deseo lo
traslada a lo que vigila. “Todo está bien, no va a pasar nada malo”,
se repite una y otra vez, y eso se traslada a su valoración de la
realidad. Su objetivo es poder entregar un reporte de vigilancia
lacónico: “sin novedad”.
Esto que les explico es producto de una observación empírica, no de
un estudio científico. A lo largo de años y años de vigilancia, es
lo que concluimos de nuestra propia (y reducida) experiencia. Con la
persistente duda de si ciencia o usos y costumbres, preguntamos con
alguien que sí le sabe a eso de la neurociencia. Nos dijo que el
fenómeno existe, aunque no está precisado el mecanismo que lo
provoca (antes de que quieran degollarme las distintas corrientes o
posiciones en psicología, aclaro que lo único que confirmé es que el
fenómeno es real, comprobable). Ahora bien, ¿por qué se da? bueno,
ahí véanlo ustedes -sería bueno que, ya en eso, se pongan de acuerdo
en cuál es el objeto de conocimiento de la “ciencia” de la
psicología-.
Bueno, esa persona nos explicó lo que es la “atención selectiva” y
nos mandó un libro de ésos de los de antes (o sea que se entiende lo
que explica). Palabras más, palabras menos, se trata de que sólo
atendemos una pequeña parte de lo que vemos en un determinado
momento e ignoramos el resto. Bueno, pues ese resto que ignoramos es
la “ceguera al cambio” o “ceguera por inatención”. Es como si, al
filtrar las partes de la imagen que vemos, nos volviéramos ciegos a
lo que no seleccionamos como importante.
Por ahora no desarrollaremos esto, pero, en resumen, el “síndrome
del centinela” consiste en que:
a).- No se vigila el todo, sino sólo una parte de ese todo.
b).- Cuando se “cansa”, la guardia no percibe los cambios que se
presentan en la zona vigilada porque le son imperceptibles (es
decir, no son dignos de atención).
Para contrarrestar eso, usamos varios recursos:
Uno de ellos es la vigilancia no directa, la “visión periférica” o,
en término coloquiales, “mirar por el rabillo del ojo”. Esto es que
la mirada indirecta permite detectar alteraciones de la rutina.
También debe de haber una explicación de esto en la neurociencia,
pero creo que nos falta estudio.
Otras formas de solucionar la fatiga del centinela, son: poner dos o
más vigías cubriendo el mismo punto; o reducir el tiempo de
vigilancia y aumentar la frecuencia del relevo.
Puede y hay otras formas de que la tarea del centinela se cumpla.
Pero lo importante es que hay que estar avizores de cualquier señal
de peligro. No se trata entonces de advertir el peligro cuando ya
está presente, sino de mirar los indicios, valorarlos,
interpretarlos, en suma, pensarlos críticamente.
Por ejemplo: esos nubarrones en el horizonte, ¿significan que viene
una lluvia pasajera, cuál es su intensidad, se dirige hacia acá o se
aleja?
¿O se trata de algo más grande, más terrible, más destructivo? Si es
así, habrá que alertar a tod@s de la inminencia de…
La Tormenta.
Bueno, el asunto es que lo que nosotros, nosotras, zapatistas,
miramos y escuchamos es que viene una catástrofe en todos los
sentidos, una tormenta.
Pero…, resulta que nosotras, nosotros, zapatistas, también miramos y
escuchamos que personas con grandes conocimientos dicen, a veces con
su palabra, siempre con su actitud, que todo sigue igual.
Que lo que la realidad nos está presentando, son sólo pequeñas
variaciones que no alteran en nada importante el paisaje.
O sea que nosotras, nosotros, zapatistas, vemos una cosa, y ellos
ven otra.
Porque vemos que se sigue recurriendo a los mismos métodos de lucha.
Se sigue con marchas, reales o virtuales, con elecciones, con
encuestas, con mítines. Y, de manera concomitante, surgen y se
desarrollan los nuevos parámetros de “éxito”, una especie de
aplausómetro que, en el caso de las marchas de protesta, es inverso:
mientras más bien portada sea (es decir mientras menos proteste),
mayor su éxito. Y se hacen organizaciones partidarias, se trazan
planes, estrategias y tácticas, haciendo verdaderos malabares con
los conceptos.
Como si fueran equivalentes Estado, Gobierno y Administración.
Como si el Estado fuera el mismo, como si tuviera las mismas
funciones de hace 20, 40, 100 años.
Como si el sistema fuera también el mismo y mismas las formas de
sometimiento, de destrucción. O, para ponerlo en términos de la
Sexta: las mismas formas de explotación, represión, discriminación y
despojo.
Como si allá arriba el Poder hubiera mantenido invariable su
funcionamiento.
Como si la hidra no hubiera regenerado sus múltiples cabezas.
Entonces pensamos que en nosotros o en ellos, hay el “síndrome del
centinela”.
Y nosotros, nosotras, zapatistas, miramos de reojo esos movimientos
en la realidad. Ponemos entonces más atención, subimos a lo alto de
la ceiba para tratar de ver más lejos, no lo que pasó, sino lo que
viene.
Bueno, pues lo que vemos no es nada bueno.
Vemos que viene algo terrible, más destructivo si posible fuera.
Pero otra vez vemos que quienes piensan y analizan nada dicen de
eso. Siguen repitiendo lo de hace 20 años, 40 años, un siglo.
Y vemos que organizaciones, grupos, colectivos, personas, siguen en
lo mismo, presentando falsas opciones excluyentes, juzgando y
condenando a lo otro, a lo diferente.
Y más: despreciándonos por lo que decimos que vemos.
Entonces, pues ya ve usted, somos zapatistas. Y eso quiere decir
muchas cosas, tantas que en los diccionarios de su lengua de usted
no existen palabras para eso.
Pero también quiere decir que siempre pensamos que podemos estar
equivocados. Que tal vez todo sigue sin cambios fundamentales. Que
tal vez el Mandón sigue mandando igual que hace décadas, siglos,
milenios. Que puede ser que lo que viene no es algo grave, sino
apenas una descompensación, un reacomodo de ésos que ni la pena
valen.
Entonces o nada de pensamiento, de análisis, de teoría, o lo mismo
de siempre antes.
Entonces nosotros, nosotras, zapatistas, pensamos que tenemos que
preguntar a otros, a otras, a otroas, de otros calendarios, de
geografías distintas, qué es lo que ven.
Creo que es como cuando a un enfermo le dicen que sí, que ya está
muy grave, o sea que “está cabrón”, decimos acá. Y entonces pues,
como quien dice, hay que buscar una segunda opinión.
Entonces decimos que está fallando el pensamiento, la teoría. Sea
que falla la nuestra, sea que fallan los otros pensamientos. O tal
vez fallan los dos.
Entonces, pues somos desconfiados, desconfiadas, como de por sí.
Pero sí un poco lo confiamos las compañeras, compañeros y
compañeroas de la Sexta. Pero bien sabemos que el mundo es muy
grande, y que hay otros, otras, otroas, que también le hacen a eso
de pensar, analizar, mirar.
Entonces pensamos que necesitamos pensarlo al mundo, y también
pensar así su calendario y su geografía de cada quien.
Y pensamos que más mejor si hacemos ahora sí que como un intercambio
de pensamientos. No como se dice un intercambio de mercancías, como
en el capitalismo, sino como si dijéramos que echemos trato de que
yo te lo digo mi pensamiento y tú me lo dices el tuyo. O sea como
una reunión de pensamientos.
Pero entonces no pensamos que es una reunión así nomás, sino que
tiene que ser grande, muy grande, mundial se dice.
Y, bueno, nosotros, nosotras, zapatistas, no conocemos mucho. Si
acaso y batallando, algo lo sabemos de nuestroas compañeroas,
compañeras y compañeros de la Sexta.
Entonces vemos que a esas reuniones de pensamientos en algunas
partes les dicen “seminarios”, creemos que porque “seminario” quiere
decir “semillero” o sea que ahí se hacen semillas que a veces rápido
crían y a veces tardan.
Y entonces decimos que hagamos un semillero de ideas, de análisis,
de pensamientos críticos de cómo está actualmente eso del sistema
capitalista.
Entonces el seminario o semillero no es un sólo lugar ni en un sólo
tiempo. Sino que tarda y es en muchas partes.
Y entonces pues por eso decimos que es dislocado, o sea que no todo
en un sólo lugar, sino que muchas partes y en muchos lados. Y
decimos que es mundial, bueno, pues porque en todos los mundos hay
pensamientos críticos, que se están preguntando qué pasa, por qué,
qué hacemos, cómo, y esas cosas que se piensan en la teoría.
Pero entonces, pensamos, en algún lado empieza y en un tiempo.
Entonces, pues, empieza en un lugar ese semillero colectivo, y ese
lugar es en un caracol zapatista. ¿Por qué? Bueno porque acá los
pueblos zapatistas lo usamos el caracol para alertar y para llamar
al colectivo.
Así que, por ejemplo, si hay un problema de la comunidad, o un
asunto que hay que resolver, pues se toca el caracol y ya todo el
pueblo sabe que hay reunión del colectivo para que el pensamiento
hable su palabra.
O para ver cómo hacemos para resistir.
Así que digamos que el caracol es uno de los instrumentos del
centinela. Con él avisa que hay un peligro.
Entonces el lugar es, pues, un caracol zapatista: el caracol de
Oventik, montañas del sureste mexicano, Chiapas, México.
Y la fecha del inicio es el 3 de mayo. ¿Por qué el 3 de mayo?
Bueno, en nuestros pueblos es el día de la siembra, de la
fertilidad, de la cosecha, de la semilla. Es el día de la Santa
Cruz.
En los pueblos se acostumbra sembrar una cruz en donde nace el río,
el arroyo o el manantial que le da vida al poblado. Así es como se
señala que ese lugar es sagrado. Y es sagrado porque el agua es la
que da la vida. Entonces el 3 de mayo es el día de pedir el agua
para la siembra y la buena cosecha. Van entonces los pobladores a
donde nace el agua a darle ofrendas. O sea que como que le hablan al
agua, le dan sus flores, le dan su taza de atole, su incienso, su
caldo de pollo sin sal. En otros pueblos le dan una copita de trago,
pero en los pueblos zapatistas está prohibido el alcohol y entonces
le dan refresco al agua. El caldo de pollo que se le da al agua es
sin sal, para que no se seca el agua. Al mismo tiempo que están en
esa ceremonia de ofrenda, tocan música y empiezan la bailadera
tod@s, niñ@s, joven@s, ancian@s. Ya cuando termina la ofrenda,
empieza la convivencia del pueblo. Se reparten la comida que llevan:
atole agrio, pollo, frijol, calabaza. Todo lo que es comida, ahí lo
comen en colectivo, junto al nacimiento del agua. Ya terminado eso,
regresan en sus casas. Y ya por pura alegría, le siguen a la
bailadera en el pueblo y comen en común y toman café con pan.
También hay compas zapatistas que son albañiles, y entonces también
lo celebran y cuentan que hacen una cruz de cualquier madera que
encuentran y la ponen cuando empiezan la construcción. Dicen que
porque es su responsabilidad del trabajador. O sea que el trabajador
se hace así responsable de la construcción y le echa ganas para que
queda bien, porque va en su cuenta que quede bien.
Entonces pues ya lo sabe usted. Ahí lo vea. Si acepta o no el reto,
va en su cuenta.
Ojo: lo que sigue es sólo para ponentes. O sea que sólo va a ir en
las invitaciones formales que se les mandan a l@s ponentes. No lo
ande usted publicando porque es una…
Cláusula Secreta:
Todo esto es para que usted entienda, como quien dice, el contexto
del seminario.
¿Qué esperamos de usted?
Pues que entienda que vienen personas de muy lejos, que hacen el
sacrificio de su paga y su tiempo para llegar a escuchar lo que
usted va a exponer. No vienen por ocio, ni porque vayan a ganar
algo. No vienen por moda o ignorancia. Vienen porque tal vez ven
esos nubarrones en sus horizontes, porque las lluvias y vientos ya
los azotan, porque el hambre de tratar de entender no se sacia,
porque sienten que la tormenta se acerca.
Así como nosotros, nosotras, zapatista, le respetamos a usted, así
le pedimos que respete a esas personas. Habrá un@ que otr@ colad@,
pero la mayoría son nuestr@s compas. Son personas que viven y mueren
luchando, sin que nadie, como no seamos nosotros, nosotras,
zapatistas, les lleve la cuenta. No hay para ell@s museos, ni
estatuas, ni canciones, ni poemas, ni sus nombres están en vagones
del metro, calles, colonias. Son nadie, cierto. Y no a pesar de eso,
sino precisamente por eso, para nosotras, nosotros, zapatistas, son
todo.
Entonces, no se ofenda usted, pero no traiga consignas, dogmas,
autos de fe, modas; no repita lo que ya dijeron otros antes o en
otro lado; no aliente el pensamiento haragán; no trate de imponer el
pensamiento dogmático; no difunda el pensamiento mentiroso.
Le pedimos que traiga su palabra y que ella provoque el pensamiento,
la reflexión, la crítica. Le pedimos que prepare su mensaje, que lo
afile, que le saque brillo. Que con él honre no a la academia y a
sus pares, sino a quien lo recibe, ya sea como sacudida, o como
bofetada, o como grito.
La semilla que para este seminario o semillero le pedimos, es la que
cuestione, provoque, aliente, impulse a seguir pensando y
analizando. Una semilla para que otras semillas escuchen que hay que
crecer y lo hagan según su modo, según su calendario y su geografía.
Oh, sí, lo sabemos: no verá ni engrosado su prestigio, ni su cuenta
bancaria, ni su caudal de fama. Tampoco verá si consiguió nuevos
seguidores, discípulos, rebaños.
Es más, el único indicio de éxito no lo verá, y será que en muchas
partes, en otros calendarios y en geografías diversas, otras, otros,
otroas, desafíen todo y discutan, debatan, cuestionen, critiquen,
imaginen, creen.
Eso le pedimos. Eso, sólo eso.
Desde la conserjería de la Escuelita, habilitada ahora como “Oficina
de protocolo, diseño e impresión de invitaciones para bodas, XV
años, divorcios, bautizos, graduaciones frustradas, seminarios y
otros”, y colgando unos letreros que dicen “Hoy no se fía, mañana
tampoco”, “Salvavidas sobre pedido”, “Lleve su catalejo pirata,
bara-bara-todo-legal-mi-buen-
qué-pasóóó́”, “En este establecimiento
no se discrimina por razón de su miopía”.
El SupGaleano.
México, Abril del 2015.
Épa, épa. Paren su carro. La dirección electrónica a la que están
mandando sus datos de registro no es la correcta. Deben mandar a:
seminario.pensamientocritico15@gmail.com. Por su comprensión,
gracias (que las mentadas sean de menta, no hay que ser).
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Centro de Documentación sobre Zapatismo -CEDOZ-
http://www.cedoz.org
cedoz@cedoz.org
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